
Cardenal, sin embargo, mantenía un profundo amor cristiano, expresado a través de obras como Los salmos, versos que demuestran su compromiso con la fe, pero también su crítica contra las injusticias, la opresión y el sufrimiento de los más desprotegidos. El poeta era un creador incansable, un hombre comprometido políticamente hasta el final de sus días y una voz profética, combativa e incómoda para el poder.
El mismo Cardenal se definía como el fundador de un nuevo estilo, lo que él llamó en entrevista con EL PAÍS “poesía científica”. “Creo que soy el único poeta, o al menos el único que yo conozco, que está haciendo poesía sobre la ciencia, poesía científica. Para mí es casi como una oración leer libros científicos. Veo en ellos lo que algunos han dicho que son huellas de la creación de Dios”.
Aquí pasaba a pie por estas calles,
sin empleo ni puesto y sin un peso.
Sólo poetas, putas y picados
conocieron sus versos.
Nunca estuvo en el extranjero.
Estuvo preso.
Ahora está muerto.
No tiene ningún monumento...
Pero
recordadle cuando tengáis puentes de concreto,
grandes turbinas, tractores, plateados graneros,
buenos gobiernos.
Porque él purificó en sus poemas el lenguaje de su pueblo,
en el que un día se escribirán los tratados de comercio,
la Constitución, las cartas de amor,
y los decretos.
sin empleo ni puesto y sin un peso.
Sólo poetas, putas y picados
conocieron sus versos.
Nunca estuvo en el extranjero.
Estuvo preso.
Ahora está muerto.
No tiene ningún monumento...
Pero
recordadle cuando tengáis puentes de concreto,
grandes turbinas, tractores, plateados graneros,
buenos gobiernos.
Porque él purificó en sus poemas el lenguaje de su pueblo,
en el que un día se escribirán los tratados de comercio,
la Constitución, las cartas de amor,
y los decretos.
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