

En los meses previos a la Navidad se produce lo que se conoce como jólabókaflóð,que en castellano (traduciendo de las traducciones al inglés del término) se podría traducir como ‘inundación de libros antes de Navidad’, es una especie de temporada editorial, como por ejemplo la rentrée francesa, en la que las editoriales publican el grueso de sus nuevos títulos. Es la época de la avalancha de novedades.No solo se lanzan un montón de libros, sino que además se hacen todas las actividades asociadas al lanzamiento, así que la lista de lecturas, encuentros, presentaciones y actos similares es muy larga durante estos meses. Según algunasestadísticas editoriales, durante estos meses se venden el 60-70% de todos los libros que se venden en Islandia durante el año.
De hecho, en noviembre, los islandeses reciben en sus casas el Bókatíðindi, un catálogo con todos los libros publicados en el año y que se distribuye por todas las casas. Como explican en esta web islandesa, el catálogo es una parte fundamental de los preparativos de la Navidad para escoger los libros que se van a regalar.
Pero lo interesante (y lo fascinante) no es solo que se vendan muchos libros y que se regalen muchos libros, es que los libros son parte de las tradiciones de la Navidad. Los islandeses intercambian libros en Nochebuena y tras recibir sus libros dedican la noche a leer. “La cultura de regalar libros está muy enraizada en cómo las familias perciben las Navidades como vacaciones”, explicaba a laNPR Kristjan B. Jonasson, la presidenta de la asociación de editores de Islandia. “Habitualmente, intercambiamos los regalos en la noche del 24 y la gente pasa la noche leyendo”, añadía.
La explicación de este interés por la lectura y el peso que esta tiene en la Navidad es histórico. Más allá de que Islandia fuese un pueblo lector desde mucho antes del siglo XX está el hecho de que durante la II Guerra Mundial el papel era uno de los pocos elementos que no estaba controlado y por tanto una de las pocas cosas que se podían regalar (hay que pensar que Islandia dependía de Dinamarca para prácticamente todo entonces). Imprimir libros era barato y se convirtieron en un regalo asequible.
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